jueves, 28 de enero de 2010

El nombre de la rosa


Acabo de terminar el libro "El nombre de la rosa", y por cierto, no sale ninguna rosa por ningún sitio.
Estas son las frases y conversaciones que más me gustaron:

- La juventud ya no quiere aprender nada, la ciencia está en decadencia, el mundo marcha patas arriba, los ciegos guían a otros ciegos y los despeñan en los abismo, los pájaros se arrojan antes de haber echado a volar, el asno toca la lira, los bueyes bailan, maría ya no ama la vida contemplativa y Marta ya no ama la vida activa, Lea es estéril, Raquel está llena de lascivia, Catón frecuenta los lupanares, Lucrecia se convierte en mujer. Todo está descarriado.


- La belleza del cosmos no procede sólo de la unidad en la variedad, sino también de la variedad en la unidad.

- Roger Bacon, a quien venero como maestro, nos ha enseñado que algún día el plan divino pasará por la ciencia de las máquinas, que es magia natural y santa, Y un día por la fuerza de la naturaleza se podrán fabricar instrumentos de navegación mediante los cuales los barcos navegarán unico homine regente, y mucho más aprisa que los impulsados por velas o remos; y habrá carros ‘ut sine animali moveantur cum ímpetu inaestimabili, et instrumenta volando et homo sedens in medio instrumenti revolvens aliquod ingenium pero quos alae artificialiter compositae aerem verberent, ad modum avis volantis’. E instrumentos pequeñísimos capaces de levantar pesos inmensos, y vehículos para viajar al fondo del mar.
¿Dónde existían esas máquinas?
Ya se habían fabricado en la antigüedad, y alguna también se habían podido construir en nuestro tiempo, salvo el instrumento para volar, que nunca he visto ni sé de nadie que lo haya visto, aunque conozco a un sabio que lo ha ideado. También pueden construirse puentes capaces de atravesar ríos sin apoyarse en columnas ni en ningún otro basamento, y otras máquinas increíbles. No debes inquietarte porque aún no existan, pues eso no significa que no existirán. Y yo te digo que Dios quiere que existan, y existen ya sin duda en su mente, aunque mi amigo de Occam niegue que las ideas existan de ese modo, y no porque podamos decidir acerca de la naturaleza divina, sino, precisamente, porque no podemos fijarle límite alguno.

- La arquitectura es el arte que más se esfuerza por reproducir en su ritmo el orden del universo.

- Cuántas de nuestras abadías, que hace doscientos años eran centros resplandecientes de grandeza y santidad, son ahora refugio de holgazanes. La orden aún es poderosa, pero hasta nuestros lugares sagrados llega el hedor de las ciudades, el pueblo de Dios se inclina ahora hacia el comercio y las guerras entre facciones, allá, en los grandes centros poblados, donde el espíritu de santidad no encuentra albergue, donde ya no sólo se habla sino también se escribe en lengua vulgar […]. Por los pecados de los hombres, el mundo pende al borde del abismo, un abismo que invoca el abismo que ya se abre en su interior.

- No todas las verdades son para todos los oídos, ni todas las mentiras pueden ser reconocidas como tales por cualquier alma piadosa.

- Son iguales en la variedad y variados en la unidad, únicos en la diversidad y diversos en su perfecto ensamblaje.

- Sí, las ciudades me han impresionado mucho. En Italia la ciudad no es como en mi tierra (germania). No es sólo un sitio para habitar: es un sitio para tomar decisiones. Siempre están todos en la plaza, los magistrados en la ciudad importan más que el emperador o que el Papa … Son … reinos aparte.
Y los reyes son los mercaderes. Y su arma es el dinero. El dinero, en Italia, no tiene la misma función que en tu país o en el mío. El dinero circula en todas partes, pero allí la vida sigue en gran medida dominada por el intercambio de bienes, pollos o gavillas de trigo, una hoz o un carro, y el dinero sirve para obtener esos bienes. En cambio, como habrás advertido, en las ciudades italianas nos los bienes los que sirven para obtener dinero. Y también los curas y los obispos, y hasta las órdenes religiosas, deben echar cuentas con el dinero. Así se explica que la rebelión contra el poder se manifieste como reivindicación de la pobreza, y se rebelan contra el poder los que están excluidos de la relación con el dinero, y cada vez que se reivindica la pobreza estallan los conflictos y los debates, y toda la ciudad, desde el obispo al magistrado, se siente directamente atacada si alguien insiste demasiado en predicar la pobreza.

- Pero entonces vivimos en un sitio abandonado por Dios. ¿Acaso has conocido algunos en el que Dios se sintiese a sus anchas?

- La reincorporación de los excluidos entraña una reducción de los privilegios de los poderosos.

- Quedan otras virtudes teologales. La esperanza de que lo posible sea. Y la caridad hacia el que ha creído de buena fé que lo posible era.
Pero, ¿de qué me sirve el unicornio si vuestro intelecto no cree en él?
Por su impronta. El unicornio de los libros es como una impronta. Si existe la impronta, debe de haber existido algo de lo que ella es impronta.
Algo que es distinto de la impronta misma, queréis decir.
Sí. No siempre una impronta tiene la misma forma que el cuerpo que la ha impreso, y no siempre resulta de la presión de un cuerpo. A veces reproduce la impresión que un cuerpo ha dejado en nuestra mente, es impronta de una idea. La idea es signo de las cosas, y la imagen es signo de la idea, signo de un signo. Pero a partir de la imagen puedo reconstruir, si no el cuerpo, al menos al idea que otros tenían de él.
¿Y eso os basta?
No, porque la verdadera ciencia no debe contentarse con ideas, que son precisamente signos, sino que debe llegar a la verdad singular de las cosas. Por tanto, me gustaría poder remontarme desde esta impronta de una impronta hasta el unicornio individual que está al comienzo de la cadena. Pero no siempre es posible hacerlo en breve tiempo, sin tener que pasar por una serie de otros signos.

- La única verdad consiste en aprender a liberarnos de la insana pasión por la verdad.