viernes, 16 de julio de 2010

Los siete pecados de las empresas que van de "verde"



1. Asegurar que un producto es “verde”, y venderlo así en la etiqueta, basándose en atributos mínimos y que descuidan otros importantes asuntos medioambientales. El papel, por ejemplo, no es necesariamente preferible, desde un punto de vista ecológico, porque viene de un bosque sostenible. Hay otras cuestiones importantes en el proceso de fabricación del papel que pueden ser igualmente importantes, como el uso del cloro o la emisión de gases de “efecto invernadero”.


2. Basarse en supuestas ventajas difíciles de certificar. Por ejemplo: toallitas para la cara que aseguran incluir un porcentaje de contenido reciclado, sin aportar pruebas.

3. Ser vago, definir de forma muy confusa las supuestas ventajas del producto. “Todo natural” es un buen ejemplo. “Todo natural” no es necesariamente “verde”. El uranio y el mercurio son, también, “naturales”.

4. Productos que, con palabras o imágenes, dan la impresión de que cuentan con el apoyo de instituciones cuando este apoyo no existe.

5. Ser irrelevantes: una pretensión medioambiental puede ser cierta pero no es relevante para los consumidores que buscan los productos más respetuosos con el medio ambiente. “Libre de CFC” (clorofluorocarbón), por ejemplo, no es decir mucho: los CFCs están prohibidos por ley.

6. El menor de los dos males: ocurre cuando la pretensión es cierta dentro de la categoría de ese producto, pero puede distraer al consumidor del mayor impacto medioambiental que el producto conlleva. Un ejemplo serían cigarrillos ecológicos, o los todo-terreno eficientes.

7. Mentir: los ejemplos más frecuentes son aquellos productos que aseguran, falsamente, tener un sello ecológico cuando en realidad carecen de el.

Fuente http://www.vidasencilla.es/
Foto http://www.ison21.es/2008/03/15/a-veces-es-mejor-tener-un-coche-pequeno/